Chimore, 1 de mayo de 2024 – Una reciente investigación ha revelado un inquietante vínculo entre narcotraficantes y figuras religiosas en la región. Según informes, los traficantes de drogas han recurrido a santos y brujos con la esperanza de evitar ser capturados por las autoridades policiales.
Uno de los lugares señalados en la investigación es un altar ubicado en Chimore, conocido como el «Altar del Jailon». Según testimonios de vecinos, este sitio es frecuentado por traficantes de drogas que buscan la protección divina para sus actividades ilícitas. Sin embargo, aquellos encargados de cuidar el lugar han negado rotundamente que se lleve a cabo cualquier actividad relacionada con el tráfico de drogas en dicho sitio sagrado.
No obstante, el altar del Jailon no es el único lugar utilizado por estos narcotraficantes. Se han reportado casos similares en los que imágenes de santos son buscadas y veneradas por los delincuentes. Uno de los santos más mencionados en este sentido es San Jorge, cuya escultura fue encontrada en medio de una fábrica de estupefacientes durante un operativo policial. Esto ha generado preocupación entre las autoridades, ya que evidencia una conexión directa entre el crimen organizado y la religión.
Además de San Jorge, otro santo que ha llamado la atención de los delincuentes es el Gauchito Gil. Según los informes, en la localidad de Bermejo se encuentra una figura de este santo que, según los rumores, proporciona protección contra la acción policial. Estos hallazgos han generado alarma entre las fuerzas de seguridad, quienes consideran que esta situación representa un desafío adicional en la lucha contra el narcotráfico.
Para el Comandante de la policía local, esta situación es sumamente preocupante. «El uso de santos y brujos para evadir la justicia es una clara muestra de la creatividad y adaptabilidad de los narcotraficantes. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para combatir esta problemática y desmantelar estas redes criminales», afirmó durante una conferencia de prensa.
Por otro lado, los brujos locales han visto en esta situación una oportunidad para generar ingresos. Aseguran que están dispuestos a realizar trabajos de contacto con entidades sobrenaturales, como la Santa Muerte, para brindar protección a los delincuentes. Esta relación entre el crimen organizado y los brujos ha generado cierta controversia en la comunidad, ya que algunos consideran que este tipo de prácticas fomenta la impunidad y la perpetuación del delito.
Las autoridades están trabajando en estrecha colaboración con expertos en la materia para abordar este problema de manera efectiva. Se espera que se implementen estrategias que permitan desarticular estas redes delictivas y evitar que los traficantes encuentren refugio en creencias religiosas y prácticas esotéricas.
La utilización de santos y brujos por parte de narcotraficantes plantea un desafío adicional en la lucha contra el crimen organizado. Las autoridades y la sociedad en general deben unir esfuerzos para enfrentar esta problemática y garantizar la seguridad y el bienestar de la comunidad.
