Quienes llegan a trabajar al Teatro Don Bosco, creen que no están solos en las noches porque por sus pasillos se pasean los fantasmas de dos niños que murieron en el lugar hace más de medio siglo y que eran monagillos, ahora buscan la manera de deshacerse de sus espíritus a través de oraciones y ruegos.
Uno de los trabajadores del lugar contó que en una ocasión uno de los fantasmas de los niños se le apareció por dos veces, en la segunda logró grabarlo escondiéndose cerca de una puerta, desde entonces, le tiene respeto y por las noches prefiere retirarse temprano.
En los murales del Centro Artístico existen los murales de arlequines y dicen lo pintaron para que los niños fantasmas no espanten a los actores y público presente.
Durante la edición y grabación del reportaje sucedieron cosas paranormales como que las cámaras se agotaron y en la edición hubo errores en la titulación.
